Derribando mitos: radiografía del estancamiento económico en México


Héctor Muñoz*

En una columna publicada el 10 de junio en El Financiero, el autor (Hiriart, 2019) se mostró sumamente desesperado. Tomando valientemente la bandera del “uso de la razón”, asumió el papel del predicador que advierte la posible crisis: el fin está cerca, y peor aún, por la culpa específica y exclusiva de las decisiones tomadas por el nuevo gobierno de AMLO. Lo que más se lamenta el autor, sin embargo, es que se está al borde de un desastre que no existía, que no se vislumbraba y que, como un martillo, llegó a destruir la situación de bienestar y éxito que caracterizaba a la economía mexicana. En apenas seis meses, según él y muchos otros “analistas” que comparten su opinión, la economía nacional pasó de la “solidez” a una “caída en picada”.

Toda persona con educación básica sabe que la solidez es uno de los cuatro estados físicos de la materia. La principal característica de la materia sólida (a diferencia de los líquidos, los gaseosos y el plasma), es que en ella los átomos se encuentran agrupados en una posición específica. Esto, permite que los sólidos tengan resistenciaante las acciones que pudieran estar dirigidas a cambiar su forma, volumen o velocidad. En lo que respecta a la economía, la velocidad y el movimiento son elementos que se toman comúnmente mucho en cuenta: lo que más importa cuando se habla de una variable económica es el cuánto creció o decreció respecto a valores pasados, es decir, a qué ritmo o velocidad “se mueve” la economía.

Esta idea de solidez es clave para entender la falla en el “argumento” del autor porque, cuando se refiere a que el México anterior a la 4T era “un país económicamente sólido”, ignora una de las propiedades de los sólidos, la inercia: “la tendencia de un objeto a continuar en su estado original de movimiento” (Serway & Vuille, 2018, p.91). En una paradoja inesperada, la analogía permite cumplir el sueño de los primeros economistas neoclásicos de aproximar la economía a la física y decir que México, en cuanto a “solidez económica”, es el ejemplo perfecto de la Primera Ley de Newton: “Un objeto se mueve con una velocidad constante en magnitud y dirección a menos que una fuerza diferente de cero actúe sobre él” (íbid, p.90). La clave de la presente crítica es que, en términos económicos empíricos, México se encuentra desde hace décadas en una situación cercana a la velocidad cero, es decir, es un cuerpo sólido en estado constante de inercia, resistente a cualquier cambio que pudiera modificar su rumbo.

Después de la segunda posguerra, el país creció en promedio 6% durante aproximadamente dos décadas. En contraste, desde el inicio del neoliberalismo (1982) hasta la fecha, el PIB del país ha crecido en promedio 2.2%, lo que de acuerdo con la historia económica se considera como un crecimiento sumamente mediocre y preocupante, más aún cuando se compara con el desempeño reciente de algunas de las más notables “economías emergentes” como China e India. Se observa, entonces, una clara tendencia de crecimiento descendente; la economía mexicana se ha desacelerado en el largo plazo.


La simpleza analítica de una tasa de crecimiento promedio del PIB mayor a cero, durante casi 40 años, podría inspirar confianza en el corazón de cualquier economista convencional que se precie respecto del avance implacable de la economía mexicana. Empero, un análisis verdaderamente científico de la realidad exige la comprensión del contenido material y productivo sobre el que se sustenta el poco crecimiento económico registrado, así como sus efectos sobre la reproducción social de la población, y no simplemente el hecho del crecimiento por sí mismo. 

Si bien, el analista de El Financiero acusa al nuevo gobierno de “descomponer” al país cuando la economía no se encontraba en una crisis (según la definición oficial) ni tampoco en una época de turbulencia global (lo cual es falso, a la luz de los conflictos comerciales entre China y EE.UU y las tensiones políticas en varios países), el hecho es que desde la crisis económica iniciada en 2008 la tasa de ganancia no se ha recuperado a sus niveles pre-crisis. Desde entonces, la economía mundial se encuentra sumida en una “larga depresión”: crecimiento bajo, poca inversión, crecimiento de la productividad a la baja, bajos salarios, precariedad laboral y alta especulación financiera y endeudamiento. En la historia del capitalismo moderno, sólo hubo dos depresiones que se asemejan a la actual: la de 1870-1890 (que llevó a la Primera Guerra Mundial) y la de 1929-1941 (que llevó a la Segunda Guerra Mundial) (Roberts, 2016). 

En el caso de la economía mexicana, lo anterior se aprecia en el Índice Compuesto para México elaborado por la Brookings Institution en colaboración con Financial Times como parte de los indicadores TIGER (Tracking Indexes for the Global Economic Recovery). Este proyecto tiene la finalidad de analizar la recuperación de las economías más grandes del mundo a partir de la más reciente crisis económica. El índice muestra que después de la salida de la recesión en 2010, la actividad económica en su conjunto ha caído, manteniéndose debajo de la tendencia registrada en los años anteriores al estallido de la crisis. Al igual que la economía mundial, la mexicana se encuentra sumida en una depresión.


En términos cíclicos, lo distante que se encuentra México de una situación económica óptima, en el sentido propio de la economía convencional (crecimiento mayor, constante e infinito), es más evidente si se compara la expansión económica actual iniciada en 2009 con expansiones anteriores, en términos del crecimiento del indicador coincidente con el ciclo económico. Si bien la actual expansión es la más larga desde que se registran los ciclos económicos en México (1982), ésta se ha mantenido muy debajo de otras expansiones anteriores, y esto se aprecia desde inicios del presente siglo[1].


El autor se mostró muy preocupado porque las acciones del nuevo gobierno provocaron que “se pierda la confianza de los inversionistas”. Sin embargo, ésta ha disminuido desde que inició la recuperación de la crisis, es decir, desde 2010. En la industria manufacturera, el índice de confianza empresarial elaborado por el INEGI no ha alcanzado su nivel de 2004. Por su parte, las industrias de la construcción y comerciales han presentado una tendencia decreciente desde 2011-2012.


En términos de acumulación de capital, el desempeño ha sido decepcionante: la economía neoliberal ni siquiera superó, en términos de crecimiento de la inversión, al periodo precedente, cuando el Estado tenía mayor participación en la economía: en 1935-1982 la Inversión Bruta Fija (IBF) creció a una tasa promedio anual de 8.26%; en 1983-2018 lo hizo a una tasa de 2.32%. Al tiempo, la IBF, como proporción del PIB, creció ininterrumpidamente durante el primer periodo, pasando de representar el 6.23% del PIB en 1935-1940 al 22.69% en 1977-1982. Desde 1983, en cambio, la proporción se ha estancado entre el 18 y 21% (Calva, 2019, p.587). Si se analiza la tendencia del crecimiento anual, puede apreciarse que después de la crisis, a pesar de algunos crecimientos, la inversión se ha desacelerado en tanto que con el tiempo se reducen sus picos de crecimiento. 


La noción de que AMLO, específicamente, ha convertido a México en el “patio trasero” de Estados Unidos (con el asunto de los migrantes y la amenaza arancelaria de Donald Trump) es ignorar la historia político-económica y el lugar que ha ocupado México en la economía mundial durante los últimos 40 años. La debilidad de la posición negociadora del gobierno mexicano se debe, en primer lugar, a que el país ya era el patio trasero de EE.UU. desde hace muchos años. De hecho, esta situación, a su vez, se debe al modelo económico que las necesidades de acumulación del capital estadounidense impusieron a México, al convertirlo en un lugar exportador de fuerza de trabajo barata en forma de valor de exportaciones manufactureras hacia ese país: el modelo al que el columnista se refiere cuando habla de “solidez” y estabilidad. El grado de integración (dependiente y asimétrica) de México respecto a EUA, profundizado a partir del TLCAN, hace que cualquier shock que afecte a las exportaciones mexicanas hacia ese país sea, económicamente, casi mortal. 
Este modelo, que a partir de la desarticulación productiva interna del país ha significado debilidad estructural de carácter material, ha mantenido los salarios reales estancados, declinantes a largo plazo y a la fuerza de trabajo mexicana en situación de súper-explotación. Desde 1987, la pérdida acumulada del poder adquisitivo del salario mínimo ha sido de 79.55 %(Centro de Análisis Multidisciplinario, 2016)y la tendencia ha continuado desde la crisis de 2008. En términos de costos laborales unitarios en el sector manufacturero, la diferencia entre los centros globales (EE.UU, Reino Unido, Alemania y Japón) y la periferia con mayor proporción de trabajos involucrados en cadenas globales de valor (China, India, Indonesia y México) ha sido de 40-60% durante las últimas tres décadas (Suwandi, Jamil Jonna, & Bellamy Foster, 2019). México, de esta forma, es un paradigma respecto a la relación de explotación entre el capital del Norte global y el trabajo barato y súper-explotado del Sur global.

Ante la merma del ingreso proveniente de los salarios, el consumo privado en México (aproximadamente 60% del PIB) se sostiene con crédito, programas sociales, trabajo en el sector informal (60% de la población ocupada) y con remesas provenientes de mexicanos en Estados Unidos. Éstas últimas han incrementado su volumen y peso relativo en cuanto a la obtención de las divisas que el modelo mexicano necesita para reproducirse (expresado en un constante déficit de cuenta corriente), superando a otras fuentes como la Inversión Extranjera Directa[2], los ingresos petroleros (derivados del desmantelamiento de Pemex, profundizado por la reforma energética que el autor propone retomar) y el turismo (aquél que iba a sacar a México del hoyo con la construcción del NAIM). Debido a lo anterior, algunos han optado por denominar a la economía mexicana como “remesodependiente”, lo cual no es ningún halago (Herrera Lima, 2016).[3]

Mientras tanto, la inestabilidad e insostenibilidad del modelo mexicano en términos sociales se agudiza cada vez más. México es de los países más desiguales de la OCDE (OECD, 2019a): aproximadamente la mitad de la población se encuentra en situación de pobreza y la nula movilidad social hace que 74 de cada 100 mexicanos que nacen pobres se queden en esa situación toda su vida (Centro de Estudios Espinosa Yglesias, 2019). Mientras que desde 1951 el ingreso promedio por adulto creció ininterrumpidamente hasta 1981, desde 1982 se ha estancado y actualmente no ha alcanzado el pico de ese año. Mientras tanto, el país puede estar “orgulloso” de que 17 mexicanos y mexicanas se encuentren en la lista global de multimillonarios de Forbes en 2019 (Ángeles, 2019).


En general, es factible afirmar que el factor más dinámico de la demanda agregada, el que “arrastra” el poco movimiento de la economía mexicana, es el de las exportaciones sustentadas en trabajo súper-explotado (en tanto que las remuneraciones son inferiores al valor de la fuerza de trabajo) y flexible, la desigualdad y la pobreza, el nulo encadenamiento productivo interno (casi el 60% del valor de las exportaciones manufactureras era componente importado en 2016 (Calva, 2019, p.588) y una destrucción medioambiental y saqueo sin precedentes, cuyo análisis escapa al alcance de este ensayo.

Después de este breve repaso, la paradoja a la que arribamos es que la economía mexicana estuvo estable durante todo este tiempo. El régimen de metas de inflación que el Banco de México sostiene religiosamente como pilar de la política monetaria mantuvo una inflación históricamente baja y estable. Ello, en teoría, daría certidumbre a los “agentes” económicos para que éstos desempeñaran sus actividades[4]. Por su parte, el Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores tuvo una tendencia ascendente desde la crisis, hasta que las amenazas de Trump y el contexto mundial agregaron mayor incertidumbre. La cuestión es que esa estabilidad, la que el analista lamenta como perdida por culpa de AMLO, es la propia de un cuerpo sólido inerte, casi inmóvil, el cual es puesto en marcha a una velocidad insignificante y cuyo movimiento acarrea destrucción y es solo para el beneficio de unos pocos. Tal movimiento, en el contexto de la situación del capitalismo global, es resultado de una tasa de ganancia en picada y al buscar contrarrestar dicha caída se destruye la naturaleza y a la propia materia prima de su sustento, es decir, a la fuerza de trabajo.

Es bien sabido, según los últimos datos, que la economía global se encuentra en una situación de desaceleración aproximadamente desde 2018, y que México no ha escapado de ella. Lo que es necesario destacar, y como resultado del análisis hecho en este breve texto, es que la actual desaceleración es una continuidad estructural del débil aparto productivo mexicano, como consecuencia de la implementación del neoliberalismo en México. Aunque para AMLO el neoliberalismo haya terminado por decreto el 18 de marzo de este año (Urrutia & Villanueva, 2019), y aunque festeje como logro nacional que la economía evitó la recesión técnica al crecer 0.1% en el segundo trimestre después de un crecimiento negativo, la realidad es que mientras no se pongan en práctica acciones orientadas a cambiar la base del modelo económico la economía seguirá moviéndose al ritmo indiscriminado del movimiento de la acumulación de capital por parte de los países capitalistas más desarrollados, y en específico de EE.UU. Al mismo compás de la acumulación de capital se moverá la fuerza de trabajo en tanto no poseedora de medios de producción. En una economía en depresión, los intentos por aumentar la rentabilidad pueden derivar en mayor descomposición social, destrucción ambiental y un deterioro general de las condiciones de vida.


Si las mínimas acciones de política económica interna y externa ponen en peligro la sostenibilidad del modelo económico mexicano, esto es una señal más de debilidad que de fortaleza. El contexto actual tiene una historia y continuidades de décadas atrás, algunas que el nuevo gobierno no ha puesto en duda en su conjunto, como en el caso de la “austeridad republicana” y el desarrollo de megaproyectos como el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas, que no rompen con el modelo establecido. Aun así, el pensar que las cifras actuales de la economía son obra exclusiva del gobierno entrante, que son independientes de continuidades estructurales y de condiciones externas, es evitar cualquier análisis científico de la realidad y de la historia. ¿Cómo pensar que una economía en picada desde hace décadas es “sólida” y fue apenas “descompuesta” por un solo hombre en unos cuantos meses? En ese aspecto, el autor se permite aceptar que comparte una idea con el autor de la columna analizada críticamente en este texto: las ocurrencias y las obsesiones ideológicas hacen daño.


Referencias

Ángeles, A. (2019, 5 de marzo). Billionaires 2019 | Los mexicanos más ricos: aumentan, pero tienen menos dinero. Forbes México. Disponible en línea: https://www.forbes.com.mx/billionaires-2019-la-familia-mexicana-crece-pero-con-menos-dolares/

Banco de México. (2019). Informe Trimestral. Enero-Marzo 2019. Disponible en línea: http://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-prensa/informes-trimestrales/%7B970DDE85-9C2D-BF98-570A-D1266B1144C9%7D.pdf

Calva, J. L. (2019). La economía mexicana en su laberinto neoliberal. El Trimestre Económico, 86(343), pp. 579-622

Capraro, S. & Panico, C. (2018). Organización institucional de la política monetaria y crecimiento en México en los albores del siglo XXI. Revista de Economía Mexicana,(3), pp. 54-96

Centro de Análisis Multidisciplinario. (2016). El salario mínimo: un crimen contra el pueblo mexicano.México: CAM. Disponible en línea: https://cam.economia.unam.mx/reporte-investigacion-126-salario-minimo-crimen-pueblo-mexicano-cae-11-11-poder-adquisitivo-sexenio-pena-nieto/

Centro de Estudios Espinosa Yglesias. (2019). Movilidad social en México 2019. Disponible en línea: https://ceey.org.mx/wp-content/uploads/2019/05/Informe-Movilidad-Social-en-M%C3%A9xico-2019..pdf

Coy, P. (2019, 3 de julio). La economía de EU cumple 10 años de crecimiento...pero nadie celebra. El Financiero. Disponible en línea: https://www.elfinanciero.com.mx/bloomberg-businessweek/la-economia-de-eu-cumple-10-anos-de-crecimiento-pero-nadie-celebra

Flores, S. (2019, 3 de julio). AMLO presumió que las remesas llegaron a un nivel histórico pero ¿es un logro del gobierno de México?. Animal Político. Disponible en línea: https://www.animalpolitico.com/elsabueso/amlo-remesas-historicas-dolares-migrantes/

Hedrick-Wong, Y. (2019, 19 de julio). Trump Says U.S. Economy Is 'Best It Has Ever Been,' But Facts Tell A Different Story. Forbes. Disponible en línea: https://www.forbes.com/sites/yuwahedrickwong/2019/07/19/cheap-credit-and-lack-of-competition-gums-up-the-u-s-economy/#1081c0e850c7

Herrera Lima, F. (2016). La remesodependencia de la economía mexicana: remesas, IED, turismo y petróleo en tiempos del TLCAN. POLIS, 12(1), 45-83.

Hiriat, P. (10 de junio de 2019). Seis meses y el país va en picada. El Financiero. Disponible en línea: https://elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/seis-meses-y-el-pais-va-en-picada

International Labour Organization. (2018). Global Wage Report 2018/19: What lies behind gender pay gaps. Disponible en línea: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---dcomm/---publ/documents/publication/wcms_650553.pdf

OECD (2019a). Income inequality (indicator). OECD Data. Disponible en línea: https://data.oecd.org/inequality/income-inequality.htm

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Prasad, E. (2019). April 2019 update to TIGER: World economy lurches from uneven recovery to synchronized slowdown. Brookings Institution. Disponible en línea: https://www.brookings.edu/research/april-2019-update-to-tiger-world-economy-lurches-from-uneven-recovery-to-synchronized-slowdown/

Rivera, J. A. (2019, 18 de agosto). Tasas de interés negativas, una estrategia contra la desaceleración. El Economista. Disponible en línea: https://www.eleconomista.com.mx/sectorfinanciero/Tasas-de-interes-negativas-una-estrategia-contra-la-desaceleracion-20190818-0003.html

Roberts, M. (2016). The Long Depression: Marxism and the Global Crisis of Capitalism.Chicago: Haymarket Books.

Serway, R., & Vuille, C. (2018). Fundamentos de Física.México: Cengage Learning.

Suwandi, I., Jamil Jonna, R., & Bellamy Foster, J. (2019). Global Commodity Chains and the New Imperialism. Monthly Review. Disponible en línea: https://monthlyreview.org/2019/03/01/global-commodity-chains-and-the-new-imperialism

Urrutia, A. & Villanueva, D. (2019, 18 de marzo). López Obrador decreta el "fin de la época neoliberal". La Jornada. Disponible en línea: https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2019/03/18/lopez-obrador-decreta-el-fin-de-la-epoca-neoliberal-4768.html

Notas
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[1]Es pertinente mencionar que la situación de expansión económica más larga pero más débil se presenta también en el caso de Estados Unidos, país del cuál es estructuralmente dependiente la economía mexicana, como veremos más adelante. Esto contrasta, por supuesto, con los festejos de muchos economistas convencionales así como de Donald Trump, que con frecuencia proclaman que la situación económica actual “ha sido la mejor de la historia” basados en el desempeño de los principales índices de la Bolsa de Valores (Coy, 2019; Hedrick-Wong, 2019).

[2]Aquella que Hiriat alaba como motor de la “mejora en la calidad de vida” de los estados que la aceptan en mayor cantidad y que se ha concentrado principalmente en desplazar y no complementar a la inversión nacional (Calva, 2019, pp.519-520).

[3]Dado que la enorme cantidad de remesas que recibe el país es una expresión de la incapacidad de la acumulación de capital para generar empleos decentes a nivel interno, no deja de ser sorprendente que el presidente AMLO destaque el nivel récord de remesas recibidas en el primer trimestre de 2019 como un buen dato económico para el país (Flores, 2019).

[4] Por otra parte, la relativamente elevada tasa de interés de México, recientemente recortada de 8.25% a 8%, es otra expresión de la incapacidad de la economía para desarrollar una acumulación ampliada del capital que se sostenga sobre bases internas “sólidas”. En la medida en que la atracción de inversionistas que financien la deuda mexicana depende del mantenimiento de una alta tasa de interés respecto a otras economías emergentes y respecto a los movimientos de la política monetaria de EE.UU, la atracción del país para el capital depende más de la manipulación de variables financieras que de una confianza en el desempeño económico nacional (Rivera, 2019). En el contexto de la liberalización financiera mundial de las últimas décadas, se ha postulado que el Banxico no sólo se dedica a mantener la estabilidad de la moneda como establece la Ley Orgánica, sino a defender la frágil economía mexicana de ataques especulativos en la medida de lo posible a través de intentar la estabilización del tipo de cambio nominal y la acumulación de reservas internacionales (Capraro & Panico, 2018).


*Héctor Muñoz es economista y colaborador invitado de BPP A.C.

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