Amigo date cuenta. Mensajes efectivos contra la violencia


Iván A. Rico Guevara*

En nuestros días, decir que los seres humanos somos seres sociales parece ser algo demasiado evidente que no necesita ser demostrado. Todos formamos parte de la sociedad, lo cual ha dado como resultado una cantidad inmensa de fenómenos sociales en nuestro día a día, desde las interacciones más básicas hasta relaciones humanas bastante complejas. Sin embargo, algo que parece no ser tan evidente es la influencia que ejercen las demás personas en nuestro comportamiento. Al ser seres sociales buscamos formar parte de un grupo para satisfacer nuestras necesidades tanto físicas como psicológicas. No obstante, para poder pertenecer a dicho grupo, tenemos que adecuarnos a las reglas que rigen a ese grupo, pensemos en algún grupo social al que pertenezcamos, quizá en nuestro grupo de amigos existan normas explícitas o implícitas sobre como vestir, hablar, comportarse e inclusive como pensar. Día a día cambiamos de un grupo social a otro, de normas sociales a otras y, por lo tanto, nuestro comportamiento se ve influenciado por tales. Consideremos nuestro comportamiento cuando estamos con nuestros amigos cercanos, cuando conocemos a un extraño, cuando estamos en una fiesta, cuando nos encontramos en el elevador con más personas, cuando usamos el transporte público, cuando saludamos a los compañeros en la escuela o trabajo y finalmente consideremos nuestro comportamiento cuando nos encontramos en nuestro hogar.

Es probable que hayamos notado que nos comportamos de manera diferente en cada situación, pero ¿por qué? La ciencia del comportamiento tiene como objetivo explicar la manera de actuar de las personas; parte de la base de que nuestro comportamiento está determinado por la genética y el ambiente. En este artículo nos concentraremos en la parte ambiental o contextual. 

Una respuesta que podemos dar a la pregunta lanzada anteriormente es la conformidad social. Como lo muestra el experimento clásico de Asch, los participantes fueron invitados a una supuesta prueba de visión, sin embargo, en realidad se trataba de un experimento sobre la conformidad con la mayoría dentro de un grupo. El experimento consistía en una proyección de una línea vertical de una cierta longitud, seguido de otra proyección de 3 líneas verticales de diferente longitud, pero una de esas líneas verticales era exactamente de la misma longitud de la primera proyección. El objetivo de la tarea consistía en decir en voz alta cual línea era de la misma longitud de la primera proyección. La configuración del experimento llevaba un asunto interesante. Del grupo de participantes que se encontraban en la sala, sólo uno era realmente el sujeto del experimento, ya que las demás personas eran ayudantes del experimentador. Además, su trabajo consistía en decir erróneamente en voz alta la respuesta a la cuestión de ¿qué línea es exactamente igual en longitud a la primera proyección? Lo que observó Asch era que los participantes reales tendían a seguir la respuesta que daba el grupo, aunque ésta era claramente errónea.

Ahora, ¿qué tiene que ver todo esto con la violencia de género? Resulta que, en el metro de la Ciudad de México, se está llevando a cabo una campaña para evitar la violencia sexual hacia las mujeres dentro del metro y para respetar los vagones exclusivos para mujeres, lo cual considero que es un objetivo plausible. Ninguna persona debe de ser víctima de violencia sexual dentro del transporte público, ni en algún otro lugar.

No obstante, la planeación en la comunicación para lograr dicho objetivo me parece mejorable, particularmente el siguiente:

[Campaña #ParemosLaViolencia del Gobierno de la Ciudad de México en los sistemas de movilidad]

En 2006 Robert Cialdini junto con sus colegas Brad J. Sagarin, Daniel W. Barrett, Kelton Rhoads, condujeron un experimento en el Parque nacional del bosque petrificado en Arizona. En dicho parque, más de una tonelada de madera petrificada estaba siendo robada cada mes, poniendo en peligro el parque nacional. En consecuencia, los guardabosques colocaron señales que declaraban: “tu patrimonio está siendo vandalizado cada día en perdidas por robo de madera petrificada que ascienden a 14 toneladas al año, en su mayoría, un pequeño trozo a la vez”. Cialdini junto con sus colaboradores creían que el mensaje podría promover más robos en lugar de desincentivarlos, por lo que realizaron un experimento, colocaron pedazos de madera petrificada en tres lugares cercanos a los caminos del parque. En dos de esos lugares colocaron señales con el fin de disuadir el robo de madera y dejaron el tercer lugar libre de señales, como escenario de control.

El primer mensaje mencionaba lo siguiente: “por favor no remuevas la madera petrificada del parque, ya que cambias el estado natural del Bosque Petrificado”

El segundo mensaje establecía: "muchos visitantes en el pasado han removido la madera petrificada del parque, cambiando el estado natural del Bosque Petrificado”

Cuando las personas veían el primer señalamiento, el 1.7% de las piezas de madera fueron robadas, en contraste con el 7.9% de la madera robada cuando la gente veía el segundo mensaje. La cantidad de madera robada cuando las personas veía el segundo mensaje era 4 veces más alta que cuando veían el primer mensaje, incluso es más del doble en el escenario de control, donde el 2.9% de la madera era robada cuando no había alguna señalización. Lo que significaba que un mensaje diseñado para reducir el crimen, tendía a promoverlo. En palabras de Cialdini: “esto no era una estrategia de prevención del crimen, era una estrategia de promoción del crimen”

Con todo lo mencionado anteriormente, podemos observar que la forma en que está planteado el mensaje, la política de comunicación, es deficiente.Como propuesta para comenzar a establecer como norma social el respeto hacia las mujeres (principalmente porque son ellas quienes sufren en su mayoría, sino es que por completo, de violencia sexual en el transporte público) recomendaría los siguientes mensajes.

  • X% de hombres respetan los vagones exclusivos para mujeres, de esta manera se contribuye al respeto a las mujeres.
  • Todas las personas consideran que el metro debe ser un lugar libre de violencia sexual, contribuye con el esfuerzo de todos para que sea así.
  • En la CDMX la quesadilla va sin queso y el metro sin acoso.

Estas son algunas propuestas para una comunicación efectiva, con el fin de lograr el objetivo ulterior de la política pública en contra de la violencia sexual en el metro de la Ciudad de México. 

Como comentario final, quisiera hacer mencionar que estoy consciente que la aplicación de un nudge no va a solucionar inmediatamente el problema de la violencia sexual en México, mas considero que es obligación de los hacedores de políticas públicas utilizar todas las herramientas a su alcance para hacer frente a un problema social de tal envergadura, entre esas herramientas se encuentra la utilización de los insights que nos proporcionan la economía conductual y la ciencia del comportamiento. Para resolver problemas sociales complejos, más que buenas intenciones, se requiere de un conocimiento amplio del porqué la gente actúa como lo hace, para así poder incidir en su comportamiento y alcanzar el objetivo ulterior que es el bienestar social.


Referencias 

McLeod, S. Solomon Asch-Conformity Experiment. Obtenido de https://www.simplypsychology.org/asch-conformity.html

Robert B. Cialdini, Linda J. Demaine, Brad J. Sagarin, Daniel W. Barrett, Kelton Rhoads & Patricia L. Winter (2006) Managing social norms for persuasive impact, Social Influence,1:1, 3-15, DOI: 10.1080/15534510500181459

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*Iván A. Rico Guevara es estudiante en la Facultad de Derecho de la UNAM y colaborador de BPP A.C.

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