¿Las palabras para las emociones significan lo mismo en todos los idiomas?


Por Joshua Conrad Jackson (@josh_c_jackson) and Kristen Lindquist (@ka_lindquist) | Traducción al español por Gabino Martínez** (@GabinoMartnez11)

La emoción siempre ha parecido uno de los verdaderos universales humanos. Toda la humanidad parece llorar cuando estamos tristes y sonreír cuando estamos felices. Sudamos por el miedo, nuestros corazones laten en la ira y se hinchan de amor. Cientos de idiomas de todo el mundo tienen palabras para conceptos como "tristeza", "felicidad", "miedo", "ira" y "amor". La intuición nos dice que estos conceptos son tan comunes porque se refieren a las experiencias humanas básicas que están conectadas a nuestro ADN.

Durante muchas décadas, los científicos del comportamiento compartieron estas intuiciones, escribiendo que ciertas emociones como la tristeza, la ira y el miedo eran universales para todos los humanos. Los psicólogos se centraron en el reconocimiento intercultural de las expresiones faciales, mientras que los etnógrafos y lingüistas examinaron si los diferentes idiomas poseían traducciones de palabras inglesas como love (amor).

Pero, ¿debemos esperar que la gente de todo el mundo conceptualice las emociones, como "amor" u "odio", de la misma manera, simplemente porque podemos señalar una traducción en un diccionario? 

Nuestra investigación, publicada recientemente en Science, sugiere que las emociones podrían ser menos universales de lo que se creía. En un análisis del significado de las palabras de emoción en 2.474 idiomas, encontramos que palabras como "ira" y "miedo" variaban mucho en su significado en las distintas culturas, mucho más que los conceptos de color como "rojo" y "azul".

Fuimos capaces de analizar una muestra tan grande de idiomas aprovechando herramientas de big data y centrarnos en un fenómeno conocido como "colexificación". La colexificación se refiere a los casos en que una sola palabra nombra dos o más conceptos. La mayoría de las veces, cuando los conceptos son colexificados por los hablantes de un idioma, es porque esos hablantes consideran que esos conceptos tienen un significado similar. Por ejemplo, la palabra rusa ruka se utiliza para nombrar los conceptos de "mano" y "brazo", y la palabra inglesa "funny" (gracioso) colexifica los conceptos de "extraño" y "humor". El estudio de las colexiones puede así ilustrar cómo la gente entiende los conceptos en las diferentes culturas. Si los idiomas de todo el mundo colexificasen "lástima" con "arrepentimiento", esto sugeriría que estos conceptos tienen un significado similar para toda la humanidad.

A partir de una base de datos lingüística recientemente actualizada, hemos computado grandes redes de colexificaciones en una muestra global de idiomas, que van desde el inglés al turco y al chino, e incluso incluyen pequeños idiomas como el yagua (del actual Perú) y el sakha (de la actual Rusia). En lugar de la universalidad, encontramos una amplia variación en los patrones de colexificación. Para las lenguas indoeuropeas, como el inglés y otras lenguas de Europa occidental, el "amor" se asociaba con palabras como "querer" y "gustar", pero para las lenguas austronesias de las islas del Pacífico (por ejemplo, Java o Fiji) y las lenguas tacanas de América del Sur (por ejemplo, tacana, yaminahua), se asociaba con palabras como "lástima" y "pena".


Las emociones se agrupan de forma diferente en los distintos idiomas. Por ejemplo, en los idiomas indoeuropeos el "amor" se asocia con palabras como "gustar" o "querer", mientras que en los idiomas austronesios el amor se asocia con palabras como "lástima" y "pena". Fuente: Jackson et al., Science.

Las emociones no variaron aleatoriamente en su significado entre las culturas. En cambio, los idiomas que estaban muy cerca geográficamente parecían compartir la comprensión más similar de las emociones. Como las lenguas vecinas tienen más contacto a través de los patrones históricos de migración, comercio y conquista, esto sugiere que el significado de las emociones puede ser compartido entre grupos de lenguas.

También había algunas características universales de las emociones. En particular, todas las familias lingüísticas diferenciaban las emociones principalmente en función de si eran agradables o desagradables (por ejemplo, "alegría" frente a "miedo"), y de si implicaban niveles bajos o altos de excitación fisiológica (por ejemplo, "tristeza" frente a "enojo"). Esto sugiere que los sentimientos de positividad y excitación podrían ser experiencias universales, incluso si el significado al que dotamos a estos sentimientos básicos es sensible a nuestra cultura.

Nuestros resultados sugieren que, si bien parece haber algunos bloques de construcción universales para la emoción, como los sentimientos de positividad y negatividad que acabamos de mencionar, la forma en que construimos emociones específicas a partir de estos bloques de construcción depende de dónde vivimos y de quién aprendemos. "Sorpresa", "miedo" e incluso "amor" pueden significar cosas muy diferentes para las personas que viven en los Estados Unidos, Turquía y Fiji.

Este estudio muestra cómo el lenguaje ofrece una ventana a la mente humana. La persona promedio habla alrededor de 16.000 palabras al día, y muchas de estas palabras se utilizan para etiquetar y comunicar nuestras experiencias. Ahora tenemos las herramientas para analizar sistemáticamente este lenguaje, y comparar la forma en que la humanidad usa el lenguaje en diferentes culturas.

Estos análisis pueden revelar verdades sorprendentes sobre nuestras vidas interiores, como las formas universales y culturalmente específicas en que experimentamos y expresamos la emoción. Un área de análisis potencialmente fascinante sería probar si las diferentes formas en que las personas expresan sus emociones a través del lenguaje se correlacionan con las diferentes expresiones fisiológicas de las emociones. Por ejemplo, ¿muestran los idiomas de las islas del Pacífico reacciones fisiológicas más aversivas a los escenarios relacionados con el amor, en los que se asocia con la "lástima" y la "pena", que las personas de los Estados Unidos, en los que se asocia con el "gusto" y el "deseo"?

Como mínimo, estos conocimientos sugieren que debemos ser cautelosos con los diccionarios de traducción que equiparan palabras como el inglés love y el turco sevgi o tener cuidado con las suposiciones sobre las experiencias compartidas cuando se interactúa con personas de otras culturas. En un nivel más profundo, también podríamos necesitar revisar completamente la forma en que pensamos acerca de las emociones humanas. Toda la humanidad puede temblar a veces y sonreír a otros, pero esto no significa necesariamente que sonreír y temblar signifique lo mismo para el resto.

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Texto publicado originalmente en el blog de Behavioral Scientist, bajo el título «Do Words for Emotions—Like “Happy” or “Fear”—Mean the Same Thing in Every Language?».

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Joshua Conrad Jackson (@josh_c_jackson) es un estudiante de doctorado en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. Su investigación se centra en el desarrollo histórico de las diferencias culturales, y el impacto de estas diferencias culturales en la psicología humana.

** Kristen Lindquist (@ka_lindquist) es profesora asociada en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. Su investigación se centra en los fenómenos fisiológicos y sociales que contribuyen a las emociones humanas.

** Gabino Martínez (@GabinoMartnez11) es economista por la Facultad de Economía de la UNAM. Actualmente es Coordinador General de Investigación en BPP A.C.

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