¿Por qué las personas ignoramos las advertencias de los expertos?


Por Syon Bhanot* (@spbhanot| Traducido por Jorge Guzmán** (@JorgeGuzman_)

En los últimos días, los expertos en salud pública y los encargados de la formulación de políticas han recurrido las ondas de radio y a las redes sociales para rogar a las personas, de manera efectiva, que se queden en casa y eviten las reuniones grupales. En Twitter, el hashtag #HighRiskCovid19 ha sido tendencia y, quienes corren mayor riesgo de sufrir complicaciones graves debido al COVID-19, lo usan para pedir a otros que tomen en serio estas instrucciones. Sus vidas, nos dicen, dependen de ello. Y tienen razón.

Sin embargo, incluso cuando estamos inundados de mensajes sobre la gravedad de la situación, las fotos de las redes sociales mostraron bares y restaurantes abarrotados en todo el país, y políticos prominentes como el presidente Donald Trump y el gobernador de Oklahoma, Kevin Stitt, ignoraron descaradamente los consejos de los expertos públicamente. Incluso en los días desde que el presidente Trump finalmente cambió su tono sobre la pandemia, las imágenes de las playas de Florida llenas, bares repletos y tiendas de comestibles caóticas, estaban por todas partes.

¿Por qué la gente es tan arrogante ante las claras instrucciones de los principales científicos y expertos en salud pública del país?

Los científicos del comportamiento han estudiado durante mucho tiempo la idea de la reactancia, un concepto promovido por Jack Brehm en 1966. En sus palabras, la reactancia psicológica se refiere a la idea de que cuando las libertades individuales son "reducidas o amenazadas con la reducción", las personas tienden a ser "motivada a recuperar" esas libertades. Es decir, cuando me dices qué hacer, una parte de mí se siente obligada a hacer lo contrario.

Por ejemplo, madres y padres saben que cuando le dices a un hija o hijo que haga algo, parecen casi biológicamente predispuestos a hacer exactamente lo contrario. "¡No corras junto a la piscina!" gritas. "Tal vez debería intentar eso..." piensan. En resumen, cuando alguien te dice cómo comportarte, sientes tu libertad amenazada y "arremetes" no sólo ignorando el consejo sino inclinándose hacia un comportamiento que va en contra de lo que se está sugiriendo. Y aunque se necesita más trabajo para entender las diferencias culturales en este ámbito, parece posible que en países como los EE.UU. que defienden la libertad personal como una virtud, la gente podría estar más predispuesta a conductas de reactancia que otras.

En muchos casos, la reactancia es una peculiaridad del comportamiento humano que es simplemente frustrante o molesta, y a veces, incluso, divertida. Sin embargo, en este momento, la reactancia es mortal. El consejo de los expertos en salud pública de lavarnos las manos, permanecer en casa, cancelar hasta eventos de grupos pequeños y mantenernos de seis a nueve pies de distancia de los demás (especialmente de los que están enfermos) se basa en una combinación de ciencia y una gran cantidad de precauciones sobre un virus mortal del que todavía no sabemos mucho. Así que nuestro deseo de "retroceder" contra esta sólida orientación nos está llevando a comportamientos que fortalecerán el tsunami de salud pública que está a la vuelta de la esquina.

La reactancia psicológica también se ve deteriorada por otros factores en este momento único. En primer lugar, en los últimos años Estados Unidos ha visto una creciente antipatía hacia la experiencia y el intelectualismo en nuestro discurso público. Cada vez más, los expertos son tildados de elites culturales que desprecian a las personas comunes. Esto hace que la reactancia sea una forma conveniente de apegarse a las élites que tratan de sofocar nuestra libertad dictando a las masas.

En segundo lugar, la naturaleza de esta crisis es fundamentalmente diferente de muchas que han ocurrido antes, es decir, la catástrofe se acerca, pero aún no ha "llegado" completamente. Los expertos sugieren que el pico de la ola pandémica está todavía a varias semanas de distancia. A la luz de esto, es fácil agitar una mano desdeñosa ante el consejo; "quiero decir, nadie parece enfermo — ¡esto es un engaño!" (Es preocupante que el cambio climático sea una crisis de carácter similar.)

Tercero, el coronavirus está siendo alimentado por otro virus social que se ha arraigado en nuestra sociedad en los últimos años: la desinformación. Con las redes sociales en particular repletas de información que apoya casi cualquier perspectiva sobre la crisis en curso, la gente es cada vez más capaz de localizar y seguir sólo sus consejos preferidos. Lamentablemente, este consejo a menudo se basa en ficciones o está motivado políticamente, lo que hace aún más difícil que el consejo correcto destaque.

Entonces, ¿qué podemos hacer sobre el efecto pernicioso de la reactancia?

En primer lugar, podemos ser un poco más conscientes de nosotros mismos y asegurarnos de que estamos haciendo lo correcto por las razones correctas. De la misma manera que es prudente controlarse antes de responder a un gentil crítica de un familiar o cónyuge con un contragolpe que provoque una polémica ("¡Sí, me olvidé de sacar la basura, pero tú te olvidas de pasear a los perros todas las noches!"), deberíamos considerar cómo estamos respondiendo a las directivas en los próximos días y ver si nuestra respuesta se basa en la lógica o en la reactancia.

En segundo lugar, debemos pensar colectivamente en la mejor forma de enmarcar la adhesión a las directivas de los expertos como una norma social que es genial y que vale la pena seguir. Algunas celebridades se han dado cuenta del poder de su plataforma en este sentido, incluyendo a Arnold Schwarzenegger, cuyo feed de Twitter ha presentado videos divertidos y de buen gusto de él obedeciendo las reglas y modelando el comportamiento adecuado.

En tercer lugar, tenemos que deshacernos de la idea de que tenemos una agencia completa en esta situación. El virus no es un ser social, es una entidad biológica. No puedes eliminarlo siendo "duro" o "inteligente", ni puedes simplemente confiar en que la atención médica esté disponible para ti si te enfermas. Como señalan los expertos, es probable que las instalaciones médicas se vean rebasadas pronto y que se produzca una situación en la que la atención se deba racionar a los más necesitados o a los que tengan más probabilidades de sobrevivir a un caso grave de COVID-19 (como en Italia). Por difícil que sea escuchar, la libertad personal y la ilusión de agencia deben pasar a un segundo plano si queremos salvar vidas durante esta pandemia.

Cuarto, es crítico que presionemos a nuestros políticos para que nos digan la verdad. Sus palabras importan y, cuando minimizan la gravedad de la situación o buscan desviar la culpa de la crisis en curso, le hacen un flaco favor al público. También alimentan la reactancia a través de la deshonestidad: ¿por qué escuchar a las autoridades cuando todos te mienten de todos modos? Ahora es el momento de la honestidad, no importa lo difícil que sea escuchar.

Por último, es hora de que escuchemos a los expertos en salud pública en particular; después de todo, son la razón por la que el mundo resistió brotes como el Ébola en el pasado. Sin duda, para un país que le gusta la idea de la libertad, este es un cambio de mentalidad difícil. Pero ahora mismo, quienes están acostumbrados a hacer lo que quieren deben enfrentarse a poner a los demás primero y (hasta cierto punto) hacer lo que se les dice.

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Lecturas y recursos adicionales:

Miron, A. M., & Brehm, J. W. (2006). Reactance theory-40 years later. Zeitschrift für Sozialpsychologie, 37(1), 9-18. (Link)

Nichols, T. (2017). The Death of Expertise: The Campaign against Established Knowledge and Why it Matters. New York, NY: Oxford University Press. (Link)

Pennycook, G., Epstein, Z., Mosleh, M., Arechar, A. A., Eckles, D., & Rand, D. G. (2019). Understanding and reducing the spread of misinformation online. Prepint. (Link)

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Texto publicado originalmente en Behavioral Scientist, bajo el título «Why Are People Ignoring Expert Warnings?—Psychological Reactance».

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Syon Bhanot (@spbhanot) es profesor asistente de economía en el Swarthmore College, estudiando economía pública y del comportamiento. Es miembro fundador de la Iniciativa de Ciencias del Comportamiento de Filadelfia e investigador principal del Equipo de Cooperación Aplicada.

** Jorge Guzmán (@JorgeGuzman_) es politólogo y publiadministrativista por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Es Coordinador General de Proyectos en BPP A.C.

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