La vida después del confinamiento: ¿una oportunidad para cambiar?
Por Rhys Campbell* y Elisabeth Costa** (@Lis_Costa_) | Traducción por Gabino Martínez*** (@GabinoMartnez11).
El brote de COVID-19 ha modificado la vida normal. Con países en todo el mundo imponiendo cierres y medidas de distanciamiento físico, nuestras rutinas diarias han tenido que cambiar y, como resultado, muchos de nosotros estamos formando nuevos hábitos y rompiendo los viejos.
Las personas somos normalmente criaturas de hábitos: gran parte de nuestro comportamiento está profundamente arraigado y es automático. Sin embargo, eventos de la vida como un cumpleaños, un nuevo año o una mudanza, pueden ser muy efectivos para interrumpir los hábitos y motivarnos a modificar nuestra conducta. Por ejemplo, consideremos la huelga de 48 horas del metro de Londres en febrero de 2014. Frente a docenas de estaciones cerradas, alrededor de 250,000 londinenses cambiaron permanentemente sus viajes al trabajo después de ser obligados a considerar alternativas, incluyendo el andar en bicicleta y caminar.
En la ciencia del comportamiento, este fenómeno se conoce como el efecto "Fresh Start". Resulta que el confinamiento generalizado ha presentado muchas personas una oportunidad inesperada de hacer cambios positivos en nuestras vidas. Por ejemplo, muchas estamos llamando a amigos y familiares, haciendo ejercicio en casa y haciendo voluntariado en nuestra comunidad local. Por supuesto que no todos los cambios son buenos, ya que casi el 50% de los británicos dicen que han engordado desde la cuarentena debido a cambios en la rutina.
¿Pero qué pasa una vez que las restricciones comienzan a levantarse? Parece que la mayoría de la gente no queremos volver a nuestras viejas rutinas. Una encuesta reciente de YouGov encontró que el 85% de los británicos quieren ver al menos algunos de los cambios personales o sociales que hemos experimentado para continuar después del confinamiento. Sin embargo, incluso con las mejores intenciones, no podemos confiar en que estos hábitos se mantengan de forma orgánica. Nuestros comportamientos están enormemente influenciados por nuestro entorno, por lo que muchas personas necesitarán un empujón adicional para seguir con las nuevas conductas a medida que sus rutinas y vidas vuelvan a cierta normalidad.
Aquí hay algunas ideas de cómo la ciencia del comportamiento puede ayudarnos a mantener nuevos hábitos a medida que las restricciones disminuyen, y también a impulsar cambios positivos más amplios después de la cuarentena.
1. Aprender en casa y en la escuela
Si bien el confinamiento ha perturbado la escolarización formal, también ha aumentado (en muchos casos) la participación de las madres y los padres a través de la educación en el hogar, y ha acelerado la adopción de la enseñanza digital en las escuelas. Muchas familias acogerán con agrado la reapertura de las escuelas en condiciones de seguridad; sin embargo, mantener a los progenitores ocupados en sus casas es importante, ya que se asocia con un mejor rendimiento académico, y será particularmente importante para las familias desfavorecidas para ayudar a reducir la brecha de aprendizaje. Los colegios podrían apoyar a mantener este mayor compromiso mediante la identificación de algunos hábitos clave de educación en el hogar que se deben sostener después de la cuarentena (por ejemplo, recurrir a los consejos de la EEF para apoyar la lectura en casa o ayudar a madres y padres a conservar una rutina regular para el aprendizaje desde casa).
2. Viajes seguros y sustentables
Con la mayoría de nosotros pasando más tiempo en casa, el planeta Tierra está teniendo un respiro, con la reducción de la contaminación del aire impulsada por la disminución de los viajes por carretera y por avión. Si bien podemos esperar que los traslados vuelvan a aumentar cuando regresemos al trabajo y podamos visitar a nuestros seres queridos de nuevo, es probable que haya desplazamientos que solíamos hacer que podrían reducirse o sustituirse por paseos a pie, en bicicleta o en transporte público. Las ciudades podrían fomentar estos cambios trabajando con aplicaciones como Citymapper y Google Maps para recomendar rutas más tranquilas o más placenteras, o animar a la gente a saltarse su último transbordo o a caminar la última milla de su viaje. Las escuelas o los empleadores también podrían aprovechar esta oportunidad para incitar a madres, padres, estudiantes y personas empleadas a considerar la posibilidad de caminar o andar en bicicleta, potencialmente marcando los senderos con huellas que lleven a los colegios o introduciendo límites de velocidad reducidos o restricciones a los automóviles en torno a las escuelas o los centros urbanos para reforzar estas modificaciones, como han indicado que harán en Milán.
3. Dietas más saludables y sostenibles
Cada vez más personas decimos que ahora cocinamos más que nunca y, lo que es prometedor, tiramos menos comida desde el confinamiento, beneficiando tanto a nuestra salud como al medio ambiente. Esto puede deberse a que la gente limita sus viajes a las tiendas o pide comida en línea, lo que puede hacer que planifiquemos nuestras compras con más cuidado y crear una mayor conciencia del valor de los alimentos. Los supermercados online podrían utilizar este cambio de hábitos para alterar la arquitectura de elección de sus sitios para fomentar elecciones de alimentos más saludables y ambientalmente sostenibles.
Es raro que tengamos un momento colectivo para reflexionar y una oportunidad para reorientar una serie de conductas individuales y colectivas para mejor. Los países se encuentran en diferentes puntos de este viaje, y el Reino Unido y otros países deberían tratar de aprender de Nueva Zelanda, que ya ha levantado todas las restricciones por el COVID-19, acerca de qué comportamientos se mantienen y cuáles necesitan más de un empujón en la dirección correcta. Colectivamente, podemos y debemos utilizar este período de perturbación sin precedentes para ayudar a lograr cambios positivos en los hábitos y comportamientos de las personas para crear una nueva y mejor normalidad.
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Texto publicado originalmente en el blog de The Behavioural Insights Team, bajo el título: «Life after lockdown: an opportunity for change?».
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* Rhys Campbell es un asesor principal del equipo de gobierno local con sede en Londres. Tiene una maestría en Ciencias del Comportamiento de la LSE.
** Elisabeth Costa (@Lis_Costa_) es Directora Superior de Política Económica en el Equipo de Instrucción sobre el Comportamiento. Antes de incorporarse a la BIT, Elisabeth trabajó en el Departamento del Tesoro de Australia y completó sus estudios de posgrado en la Escuela de Derecho de Harvard.
*** Gabino Martínez (@GabinoMartnez11) es economista por la Facultad de Economía de la UNAM. Actualmente es Coordinador General de Investigación en BPP A.C.
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