Apps para el rastreo de la Covid-19: entre la salud pública y la privacidad


Por Roos van den Wijngaard* Traducción por Jorge Guzmán** (@JorgeGuzman_).

Cada vez más países de Europa están introduciendo una aplicación de rastreo de la Covid-19. Se argumenta que si un número suficiente de personas utiliza la app, podría desacelerar la propagación del coronavirus. Pero, ¿estamos dispuestos a compartir nuestros datos personales en beneficio de la salud pública? ¿O nos inquieta la vulneración de nuestra privacidad? Esto es lo que podemos aprender de la ciencia del comportamiento y los dilemas de los datos en otros ámbitos.

En general, la gente considera que su privacidad es importante y que vale la pena protegerla. Sin embargo, cuando los beneficios de la divulgación de información parecen superar los riesgos potenciales, renunciamos con gusto a nuestras preocupaciones sobre la privacidad. A esto también se le llama la "paradoja de la privacidad"; decimos que nos importan nuestros datos personales, pero si hay una oportunidad, los cambiamos por algo que creemos que beneficiará.

Ya compartimos la localización a cambio de instrucciones de navegación, y dejamos que Spotify cree listas de reproducción basadas en nuestras canciones favoritas. Pero el compromiso entre la privacidad y los beneficios de compartir datos no siempre es tan claro. Por ejemplo, fácilmente le decimos a nuestro banco cuánto ganamos y cuánto ahorramos a cambio del mejor asesoramiento hipotecario, pero dudamos en hacerlo por simples herramientas de gestión de dinero. Entonces, ¿qué factores determinan si compartiremos nuestra información con las aplicaciones de rastreo de la Covid a cambio de la mitigación del virus?

Antes de que investiguemos esto, ¿sabes realmente cuáles son los datos que registran estas aplicaciones?

Un apretón de manos por Bluetooth

En contraste con la creencia común, la mayoría de las aplicaciones de rastreo de la Covid-19 en Europa utilizan Bluetooth en lugar de GPS para rastrear y ubicar a la persona infectada con quien se ha estado en estrecho contacto. La aplicación alemana Corona Warn-App, por ejemplo, intercambia números Bluetooth-ID anónimos y generados al azar con teléfonos cercanos; un apretón de manos por Bluetooth si se quiere. Una vez que una persona reporta síntomas o una prueba positiva, la app envía notificaciones a los teléfonos que han estado cerca.

Suena simple, pero para que la aplicación tenga un impacto, se requiere mucho compromiso por parte de la gente que la usa. En primer lugar, la app necesita ser instalada en el teléfono de alguien. Y aunque muchas personas informaron que estarían dispuestas a hacerlo, sólo la mitad terminó descargándola, al menos en Alemania.

Después de bajar la aplicación, las personas deben activar el Bluetooth y llevar sus celulares a todos los lugares donde vayan. Al mismo tiempo, tienen que dar su consentimiento para el intercambio de datos entre sus móviles y los del entorno. La gente también tiene que informar con honestidad sobre los síntomas relacionados con la Covid o una prueba positiva. Y, quizás lo más relevante, deben seguir las instrucciones que les da la aplicación para entrar en aislamiento.

Tres factores cruciales

Cuando observamos la conducta de la gente al compartir datos en el ámbito financiero, por ejemplo, a cambio de consejos personalizados o descuentos, sabemos que al menos tres factores juegan un papel importante.

  • Primero, las personas necesitan confiar en la organización que recopila y monitorea la información.
  • En segundo lugar, la agencia que recoge los datos debe ser transparente sobre cómo se gestionan y emplean.
  • Y tercero, la gente necesita sentirse en control de su información para estar cómoda revelando datos personales.

Es importante que las personas sepan si su información está en manos seguras, pero también quién se beneficia de ella. ¿Son las empresas con las que tienen una relación directa, o terceras a las que se venden? ¿O, por el contrario, es la gente que comparte los datos la principal beneficiaria, por ejemplo, cuando recibe asistencia médica por internet en función de los síntomas que se ha notificado?

Incluso si se han cumplido todos los criterios anteriores, a las personas les resulta difícil sopesar los potenciales riesgos del intercambio de datos frente a los beneficios previstos. Están sujetas a restricciones cognoscitivas y dependen en su lugar de la heurística.

Por ejemplo, es bastante complejo calcular el valor de la privacidad y, por lo tanto, también el de su protección. También sabemos que la percepción de los riesgos y ganancias de la gente se ve influenciada por el momento en que esperan su ocurrencia. Cuanto antes experimentan el beneficio de compartir la información, menos estiman los eventuales retos que ello conlleva. Piensa en aceptar cookies en un sitio web: las aceptamos porque pensamos que así se podrá acceder a la página inmediatamente después. El tipo de datos que compartimos al aceptar las cookies, y con quién, se ha vuelto repentinamente menos importante.

El poder de las otras partes

Es evidente que hay muchos elementos que intervienen en la utilización de las aplicaciones de rastreo de la Covid-19. Y por buenos motivos, mientras sepamos poco acerca de qué tipo de datos se están recolectando, por quiénes y cómo se protege nuestra privacidad.

Pero si estamos abiertos a probar una nueva aplicación, puede que sólo necesitemos una cosa más para convertir nuestras intenciones en acciones: el poder de las demás partes. Aunque estamos acostumbrados a ponderar los riesgos a la privacidad contra los beneficios para nosotras mismas (por ejemplo, con las aplicaciones financieras), en lo que respecta a las apps de la Covid-19, las ventajas residen en la salud de quienes nos rodean: amistades, familia, vecindad, etcétera. Hacer hincapié en los beneficios para la sociedad y en la obligación social de preocuparse por otras personas podría motivar la aceptación de la aplicación. Después de todo, si hay un ejemplo que muestra que la gente está dispuesta a renunciar a un poco de sí misma por la salud de las demás, recordemos los confinamientos en todo el mundo y esperando prevenir nuevos en el futuro.

¿Quieres leer más sobre la ciencia del comportamiento que está detrás de la relación entre la privacidad de los datos personales y la salud? Lea el artículo completo aquí.

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Texto publicado originalmente Think Forward Initiative, bajo el título: «Covid-19 tracking apps: the trade-off between personal data and public health».

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Roos van den Wijngaard es investigadora asociada en ING. Tiene una maestría en investigación en neuroeconomía por la Universidad de Maastricht.. 

** Jorge Guzmán (@JorgeGuzman_) es politólogo y publiadministrativista por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Es Coordinador General de Proyectos en BPP A.C.

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