Conocer el origen de la Covid-19 aumenta la posibilidad de proteger al medio ambiente


Por Ganga Shreedhar* (@geeshree) Susana Mourato** (@smmourTraducción por Jorge Guzmán*** (@JorgeGuzman_).

Uno de los mayores misterios que aún rodean a la pandemia de la COVID-19 es de dónde surgió el coronavirus. La incertidumbre sobre su origen es evidente por las diversas y a veces conflictivas narraciones que circulan en internet. ¿Procedía el virus de animales silvestres (también conocido como derrame zoonótico, similar a la gripe porcina y al Ébola) - un riesgo creciente, ya que el agotamiento antropogénico de la naturaleza en estado salvaje aumenta el contacto humano con los patógenos animales? ¿O vino de un laboratorio de biotecnología? La comprensión pública de la causa del brote puede afectar el apoyo a las diferentes políticas relativas a la COVID-19, y es importante para decidir qué debemos hacer para contenerlo y mitigar el riesgo de futuras pandemias.

Para responder a estas preguntas, realizamos un experimento virtual con más de mil residentes del Reino Unido que fueron asignados al azar a uno de los cuatro grupos (tres grupos de tratamiento y un grupo de control) y se les pidió que leyeran una noticia diferente. Cada historia fue adaptada de los artículos de los principales medios de comunicación y presentó una causa probable diferente del brote de la COVID-19.

En los tres grupos de tratamiento, las personas leyeron un artículo sobre la transmisión de animal a humano en Wuhan (causa animal); otro sobre el contagio de animal a humano vinculado a la destrucción de la naturaleza por parte de la humanidad (causa animal y humana); y otro que mencionaba la transmisión de animal a humano pero que también incluía la hipótesis de que el virus procediera de un laboratorio de bioseguridad de Wuhan (causa animal, humana o de laboratorio; Figura 1). En el grupo de control, la gente leyó un artículo neutral que no tenía relación con el origen del coronavirus. A continuación se preguntó a la gente sobre una serie de medidas en favor de la conservación de la naturaleza: donaciones a la protección ambiental, intenciones declaradas de adoptar comportamientos favorables a la conservación y apoyo manifiesto a las políticas que favorecen la preservación de la fauna y la flora silvestres.

Figura 1: Muestra de la historia con tres explicaciones causales para la COVID-19

Nota: El grupo de causas animales omitió la sección de causas de laboratorio y humanas, y el grupo de causas animales y humanas ignoró la sección de causas de laboratorio.

Encontramos que la historia de la causa animal y humana provocó un notable aumento en el respaldo a las políticas de conservación, especialmente a las prohibiciones al tráfico ilegal de vida silvestre, en comparación con los grupos de control y otros grupos de tratamiento. Pero añadir la historia del laboratorio (como en el grupo de causa animal, humana o de laboratorio) o eliminar el componente de causa humana (como en el grupo de causa animal) redujo esto. Cuando exploramos los posibles mecanismos para este efecto, encontramos que la historia de la causa animal y humana era menos familiar, provocaba un mayor compromiso emocional y psicológico, e inducía sentimientos más fuertes de que las empresas y los gobiernos son responsables de mitigar la pérdida de biodiversidad. La narrativa de la causa animal y humana también incrementó la probabilidad de hacer una donación por la cantidad predeterminada de 10 libras o más.

Estos resultados sugieren que las historias que asocian de manera causal la destrucción humana de la naturaleza con la COVID-19 pueden aumentar el soporte a las políticas de conservación de la biodiversidad (es decir, un efecto indignante). Demuestran la importancia de concienciar a la sociedad sobre cómo el comportamiento humano hacia la naturaleza afecta a la salud humana ( mediante la pandemia de la COVID-19), y que la salud humana depende de la salud del planeta. Sorprendentemente, la historia de la causa humana también fue calificada como la menos familiar del estudio, aunque ha sido la posición oficial de muchos encargados de la formulación de políticas ambientales y de salud, grupos de protección ambiental y de preservación de la fauna, escritores y profesionales de la ciencia. La primera implicación política, por lo tanto, es que hay mucho margen para mejorar la comunicación científica sobre las interrelaciones entre la conducta humana, la salud pública y el medio ambiente en el contexto de la COVID-19. Por ejemplo, véase el esfuerzo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en la Figura 2.

Figura 2: Vinculación de la naturaleza y el comportamiento humano y la salud en los medios de comunicación

Fuente: Naciones Unidas

La segunda consecuencia política es que incluso una breve exposición a las contra-narrativas, como la historia del laboratorio, puede debilitar el apoyo público. Esto es similar a otros estudios que muestran que hasta una mínima muestra de conspiración sobre el clima puede disminuir las intenciones y actitudes pro-climáticas. Una importante cuestión que enfrentan autoridades, investigadores y periodistas es cómo informar mejor dónde está el peso de la evidencia científica sobre la génesis de la COVID-19, sobre todo cuando la evidencia aún está revelándose.

Es demasiado pronto para examinar si esas historias y la propia pandemia tendrán un efecto duradero en las prioridades públicas de proteger el medio ambiente y la vida silvestre en general. Sin embargo, los medios de comunicación ayudan a moldear la forma en que la ciudadanía conoce las causas de la crisis, lo que a su vez tiene repercusiones en la forma en que los gobiernos responden a ella.

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Texto publicado originalmente Blog Covid-19 de la London School of Economics and Political Science, bajo el título: «When people know how COVID-19 probably started, they are more likely to support wildlife conservation».

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Ganga Shreedhar (@geeshreeprofesora adjunta de Ciencias del Comportamiento en el Departamento de Ciencias Psicológicas y del Comportamiento, LSE.

** Susana Mourato (@smmour) es Profesora de Economía Ambiental en el Departamento de Geografía y Medio Ambiente, LSE. 

*** Jorge Guzmán (@JorgeGuzman_) es politólogo y publiadministrativista por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Es Coordinador General de Proyectos en BPP A.C.

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