Los tapabocas funcionan. Las preguntas son cuándo, dónde y cuáles.


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Tom Frieden* (@DrTomFrieden) Traducción por Jorge Guzmán** (@JorgeGuzman_).

Si llevamos una mascarilla cuando estamos cerca de otras personas, todas estaremos más seguras. Eso ha estado claro durante cinco meses. Las tapabocas son una forma sencilla y a bajo costo de proteger las vidas y los medios de subsistencia durante esta pandemia. Pero la mala comunicación del gobierno de los Estados Unidos, junto con la politización sobre su uso, no solo frenó el uso generalizado, sino que también retrasó las respuestas a preguntas más específicas sobre cuáles son las mejores, cuándo es más importante usarlas, cómo utilizarlas adecuadamente y, lo más importante, cómo hacer que más gente se ponga el cubrebocas correctamente.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y otras instituciones han cambiado las recomendaciones sobre las mascarillas porque el consenso científico ha evolucionado a medida que se conocen más datos sobre el nuevo coronavirus. Por ejemplo, en la mayoría de las enfermedades infecciosas, cuanto más enfermo estás y cuanto más tiempo llevas enfermo, más contagioso eres. Así no es como se propaga el Covid-19. Los estudios han encontrado que la cantidad de virus en la boca y la nariz de una persona infectada es más alta en los días previos y poco después de que se sienta enferma, luego disminuye constantemente. En el caso del primo cercano de la covid-19, el síndrome respiratorio agudo severo, es lo opuesto: la carga viral aumenta constantemente durante los primeros siete a diez días. Luego surgieron estudios que mostraban que una alta proporción de personas contagiadas no se sentían enfermas, pero tenían grandes cantidades de virus en la boca y la nariz y podían transmitir el virus. Estos hallazgos llevaron a los CDC a recomendar el uso de tapabocas.

Los cubrebocas son muy eficaces para proteger a otras personas y al menos algo eficaces para nuestra propia protección. Un ensayo de Alemania sugirió una reducción del 47% en la propagación del virus solo por utilizar mascarillas, y un segundo documento sugirió que tres cuartas partes del aumento de la epidemia en un país podría evitarse con su uso. Si los Estados Unidos hubieran adoptado anticipadamente esta práctica, esto se habría traducido en cien mil muertes menos, millones de empleos y empresas menos perdidos y una recuperación económica más rápida.

El tapabocas exige acción. En Carolina del Sur, las localidades con decretos para el uso de cubrebocas tuvieron una disminución 46% mayor en los casos de síndrome Covid-19 que aquellas sin mandatos al respecto. En Kansas, los condados que implementaron las órdenes para la utilización de mascarillas tuvieron una sorprendente reducción en la incidencia.

¿Cuáles son las mejores mascarillas? Hay pocos estudios buenos sobre esto, sorprendentemente, y los hallazgos son inconsistentes, pero está claro que casi cualquier cobertura de la cara es mejor que ninguna. En la actualidad, el equipo de prevención de epidemias de Resolve to Save Lives, una iniciativa de la organización global dedicada a la salud pública, Vital Strategies, ha publicado una breve revisión de la literatura científica. Los tapabocas quirúrgicos son altamente efectivas, y para las situaciones de mayor riesgo, una mascarilla médica N95 sin válvula de escape es la más segura. En otros países, los gobiernos aumentaron la producción de cubrebocas quirúrgicos (y N95), garantizaron su disponibilidad y costo, y las distribuyeron cuando fue necesario. Los Estados Unidos podrían haber hecho esto mediante el uso sólido de la Ley de Producción de Defensa y otros medios, y todavía deberían hacerlo. La escasez de mascarillas N95 y quirúrgicas también puede haber dado lugar a un liderazgo federal menos eficaz en el empleo adecuado de los tapabocas.

La proliferación de cubrebocas caseros, aunque pueden fomentar el uso y la participación de personas voluntarias y comunidades en su producción, oculta importantes diferencias en cuanto a su efectividad. Si no se utiliza un tapabocas N95 o quirúrgica, lo mejor es una que se ajuste perfectamente con tres capas de algodón o de material sintético similar.

¿Cuándo deben usarse las mascarillas? No es necesario utilizarlas en los pocos lugares en los que se ha confirmado que la covid-19 no se está dispersando, o en general al aire libre, excepto cuando la gente está amontonada muy cerca, incapaz de mantenerse a dos metros de distancia, en particular durante largos períodos de tiempo. Sí, me sentiría con más seguridad si la persona que pasa junto a mí en la acera llevara un cubrebocas, pero el riesgo de un contacto fugaz y pasajero en el exterior —siempre que esa gente no esté estornudando, tosiendo, gritando o cantando cerca de mí— es extremadamente bajo. Pero en cualquier área pública interior donde otros están presentes y hay cualquier propagación comunitaria de la Covid-19, los tapabocas son esenciales para reducir el peligro.

Aunque el uso de mascarillas se ha incrementado en los Estados Unidos, sigue siendo menor en los varones que en las mujeres, menor en el Sur que en el Norte, e inferior a los países que las han empleado más ampliamente para limitar la Covid-19. ¿Cómo se puede aumentar su uso?

Primero, hacer que los cubrebocas estén disponibles y sean cómodas, y promover su uso como norma social. Asimismo, las empresas deben proporcionar -gratuitamente- tapabocas quirúrgicos o N95 a las personas trabajadoras vulnerables y esenciales, incluyendo a quienes empacan carne y al personal de supermercados y farmacias. Algunos estados, como Michigan, y compañías privadas han aumentado el suministro y normalizado el empleo de mascarillas. Otros deben seguir el ejemplo.

Segundo, poner en marcha una normativa sobre cubrebocas que sea fácil de entender y que solicite a las empresas que hagan un esfuerzo de buena fe para hacer cumplir las disposiciones, incluyendo, sin duda, a todo el personal.

Tercero, supervisar el uso del tapabocas, como en Filadelfia, y adaptar las campañas de comunicación para aumentar su correcto empleo. Es posible gestionar lo que se mide. Las estrategias de divulgación y el compromiso de la comunidad, diseñadas y evaluadas de manera rigurosa, pueden favorecer aún más la correcta colocación de la mascarilla.

La utilización de cubrebocas no terminará con la pandemia, evidentemente. Se deben combinar con medidas integrales, como el cierre de espacios cerrados cuando sea apropiado, la protección del personal y las instalaciones de atención a la salud, la sana distancia, el lavado de manos, la ventilación, las pruebas estratégicas, el aislamiento rápido, el rastreo completo de contactos y una cuarentena de respaldo. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de las demás intervenciones, los tapabocas no son muy costosos y no interrumpen nuestras actividades habituales: son una de las vías más baratas, sencillas y efectivas para combatir al virus y hacer que la economía vuelva a funcionar.

Las mascarillas no tienen por qué separarnos de otras personas. Debidamente diseñadas y usadas, simplemente nos separan del virus.

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Texto publicado originalmente el diario The Washington Post, bajo el título: «Masks work. Now we need to pay attention to when and where, and which kind».

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Tom Frieden (@DrTomFrieden) fue director de los CDC en los EEUU de 2009 a 2017. Es presidente y director ejecutivo de Resolve to Save Lives (una iniciativa de Vital Strategies). 

** Jorge Guzmán (@JorgeGuzman_) es politólogo y publiadministrativista por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

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